Teresa de Mier (o según su nombre
completo, José Servando Teresa de Mier y Noriega y Guerra)
(Monterrey, Nuevo León, 18 de octubre de 1765 - Ciudad de México, 3
de diciembre de 1827) Fue un ex fraile dominico, sacerdote liberal y
escritor de numerosos tratados sobre filosofía política en el contexto de
la independencia de México.
Con
el título de doctor en Teología regresó al convento dominico para enseñar
filosofía. Durante los años siguientes gozó de cierto renombre y se hizo famoso
como predicador, especialmente cuando el 8 de noviembre de 1794 pronunció una
“oración fúnebre” por Hernán Cortés que llamó vivamente la atención.
Su
famoso discurso, por el cual fue deportado de México.
Su
Discurso, causante de su deportación de México y la razón de sus posteriores
infortunios:
El 12 de diciembre de 1794, durante los festejos del
aniversario número 263 de la manifestación mariana de la virgen de
Guadalupe, en presencia del virrey Miguel de la Grúa Talamanca, el
arzobispo Alonso Núñez de Haro y Peralta y varios miembros de
la Real Audiencia de Nueva España, dijo las siguientes palabras:
"Guadalupe no está pintada en la tilma de Juan Diego sino en la
capa de SantoTomé (conocido por los indios como Quetzalcoatl) y
apóstol de este reino. Mil setecientos cincuenta años antes del presente, la
imagen de Nuestra señora de Guadalupe ya era muy célebre y adorada por los
indios aztecas que eran cristianos, en la cima plana de esta sierra
del Tenayuca, donde le erigió templo y la colocó Santo Tomé. (Primer párrafo del sermón).
Yo haré ver que la historia de Guadalupe incluye y contiene la historia
de la antigua Tonantzin, con su pelo y su lana, lo que no se ha advertido
por estar su historia dispersa en los escritores de las antigüedades
mexicanas."
Con dicho sermón pretendía demostrar que el culto guadalupano era
prehispánico, al igual que el cristianismo, y por lo tanto no había motivos por
los cuales agradecer a España, puesto que el imperio azteca era
ya cristiano antes de 1519.
Sus ideas no recibieron críticas negativas en principio; pero una semana
después de haber pronunciado el sermón, el arzobispo Dr. Alonso Núñez de
Haro (quién en palabras de Mier "sentía aversión por todo lo
criollo") le acusó de herejía y blasfemia ante el Santo Oficio, por
lo cual se le excomulgó, se le redujo a prisión, se le despojó de sus libros y
fue condenado a diez años de exilio en España. Intentó disculparse, pero fue en
vano, lo que le ocasionó el abandono de sus familiares y amigos y después se
promulgó un edicto de condena pública que fue leído en toda la Nueva España
menos en Nuevo León, el obispo de ahí era amigo suyo. Tras pasar dos meses
en la fortaleza de San Juan de Ulúa el 7 de junio de 1795 embarcó en
Veracruz, rumbo a Cádiz.
Fray Servando intentó apelar su condena, puesto que tanto los cargos
como el procedimiento fueron ilegales, al ser miembro del clero regular no
podía ser sentenciado por el obispo de México (clero secular), además de que
fue sentenciado sin previo juicio.
Vínculos de Simón Rodríguez con Servando
Teresa de Mier.
En el año 1801 Simón Rodríguez hace amistad con el
sacerdote mexicano revolucionario Fray Servando Teresa de Mier, y juntos abren
en París una escuela de lengua española.
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