10 enero, 2017

La Independencia de Venezuela


Francisco de Miranda, precursor de la Independencia de Venezuela



Las independencias hispanoamericanas son engendradas por los acontecimientos en torno a la revolución francesa (rey de España aprisionado por Napoleón), y premeditada por un girondino encarcelado de Caracas: Miranda (Girondino: facción republicana y moderada que intervino en la revolución francesa entre 1791 y 1793...representaban al departamento de la Gironda; su mayor dirigente: Brissot, eran partidarios de ir a luchar a Austria: diferencia fundamental con los jacobinos, que terminaron por eliminarlos; los Girondinos se oponían a los controles económicos y a la democracia radical que defendían los jacobinos; Brissot guillotinado el 31 de Octubre de 1793).

Francisco de Miranda, venezolano ( 28/03/1750 /  14/07/1816) hijo de un español y una venezolana, fue el primer hombre en desafiar con las armas a los realistas de América. Y aunque no tuvo éxito inmediato, ni tampoco conoció la independencia definitiva mientras estuvo vivo, puede llamársele con justa razón un precursor. Parece haber tenido mucho tiempo la idea en mente de libertar a América Latina. Eso a pesar de haber estado al servicio de las tropas españolas en un principio, donde pudo aprender de las artes bélicas y conocer las particularidades del ejército español. Tuvo contacto con los girondinos, se familiarizó con la filosofía de la época, supo de la Roma de la república. Viajó por toda Europa, tuvo contacto con reyes, ministros, embajadores. Nadie sabe a ciencia cierta con qué dinero, aunque no le faltó casi nunca si no es hasta sus últimos años de vida.

La corona española lo persiguió durante cuarenta años, acusándolo de traición a la patria y hasta de espía. Al parecer Miranda fue un hábil traficante de información, seductor, muy sociable y admirado, pero siempre defendiendo la tesis de que su larga estadía en Europa, sus viajes interminables, tenían una directriz muy clara, aunque reservada: conseguir alianzas, dinero, armas, amistades para liberar a América del Sur de los reyes de España. Fundó una muy buena amistad con la zarina de la época, Catalina, quien lo nombró con un cargo militar de su armada y con una generosa pensión. Se paseó en los salones de Noruega, Dinamarca, Grecia, Rusia, Inglaterra, Francia, siempre atento a toda la información útil que pudiera llegar a su cabeza. Combatió en Francia a favor de los republicanos y llegó a ser teniente coronel de los ejércitos del norte.

Finalmente, pasados ya sus cincuenta años, ignorado por los europeos, consigue algunos miles de libras esterlinas en préstamo (40 mil dólares de la época) como para empezar a formar un pequeña armada; en E.U. consigue la misma suma y con ella consigue un gran barco de guerra, bautizado Leander en honor a su pequeño hijo, y un par de goletas; también un par de miles de fusiles, espadas, unos pocos cañones, municiones y reúne, también en los E.U., un pequeño ejército que no sobrepasa los 200 hombres, voluntarios recogidos en Nueva York. Quiere desembarcar en Puerto Cabello, pero un par de embarcaciones españolas lo detienen, y hunden a su par de casi indefensas goletas.

Huye a Aruba y vuelve entonces a pedir ayuda a Inglaterra pero esta vez ofrece lo que no tiene a los ingleses; obtiene de Cochrane un nuevo préstamo que sólo lo consigue ampliando los supuestos futuros derechos comerciales de Inglaterra en América del Sur, sin poner condiciones a las peticiones del país del norte; “Inglaterra coloca la flota y Miranda promete las factorías”. Mejor armado, con una flotilla de diez barcos, 400 hombres y 80 cañones, esta vez logra su desembarco y la victoria es rápida, pero no duradera. No obtiene apoyo, a pesar de que ha embanderado La Vela con la bandera tricolor (amarillo, azul y rojo que él mismo ha diseñado), ha pegado Proclamas. Nadie lo quiere, mucha gente huye asustada, los curas lo declaran impío. Es un balde de agua fría pues él esperaba que lo recibieran como a un libertador. Y es que sus soldados son todos extranjeros, rubios, no hablan español y no son católicos!

La toma de Vela dura sólo once días; sólo unos pocos indios se habían presentado como voluntarios, ningún criollo; falta el agua y la llegada de los españoles es inminente. Tiene que huir nuevamente a Aruba, donde ya no lo aceptan porque su cabeza tiene precio, por lo que vuelve a Trinidad.
Pero la historia de Miranda no termina allí; en Europa los asuntos están calientes, han pasado tres años y entonces, en 1810, España ya ha sido invadida. Se forman juntas de gobierno en hispanoamérica y se aprovecha el momento para rebelarse contra la mala madre patria. Miranda es aclamado en Caracas, y nombrado general en jefe del ejército, ¡a sus sesenta años! Lleva a cabo campañas sangrientas con mucho éxito, aunque acusado de abusos innecesarios. Designa a Simón Bolívar, su predilecto, ya afamado por su oratoria e intelecto, para defender un lugar clave de la geografía venezolana de la época: Puerto Cabello. Pero Bolívar, en una jugada inesperada, se retira del campo de batalla, “sin resistencia seria”. Miranda trata una ofensiva, pero no puede contra las tropas realistas de Monteverde, y firma un armisticio, que en la práctica se transforma en una capitulación porque Monteverde no cumple con los acuerdos.

Bolívar, con algunos soldados de la tropa, invade la casa donde a esa hora duerme Miranda, y lo toma preso. Miranda le arroja la espada del mando. Bolívar entrega a Miranda, considerado “capitulador” y cobarde, a los españoles, a cambio de su exilio. Miranda es llevado preso a España, y encerrado en un calabozo del arsenal de La Carraca, al interior del castillo de las siete Torres. Muere allí, enfermo y desdentado. Hay que hacer notar la valentía o la locura de enfrentarse a los españoles con tan pocas tropas; es seguro que Miranda, muy experimentado en batallas, supiera de antemano que era imposible ganarle a los realistas con tan pocas armas, pero lo que quizás consideró como fundamental era encender la chispa que recorriera los salones de Europa y de América, una vela independentista que sentara un precedente y un primer impulso. Por tal motivo es considerado un precursor.

“Excelente manual para el aprendiz de libertador...” refiriéndose a las revoluciones sudamericanas como eterno “esquema” de las revoluciones pasadas y por venir.   La fuente de las democracias y la recurrencia del esquema de las revoluciones: se promete la libertad, se jura conquistarla, se la conquista y después perece... en todo el mundo pasa lo mismo, según Descola.
"Dios (o la santidad) y el amor son obra personal, se juega entre dos, mientras que la libertad necesita muchedumbre, se elabora en los laboratorios del pensamiento, pero la hace y deshace la muchedumbre". Poco antes decía que el drama hispanoamericano se escribió en Francia y se representó en América...



Fuente:   http://www.hipernova.cl/LibrosResumidos/Historia/LibertadoresSudamerica/FransiscoMiranda.html

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